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y al ver a la reina Ester en el patio, la vio con mucho agrado y extendió hacia ella el cetro de oro que tenía en la mano. Ester se acercó entonces y tocó la punta del cetro, mientras el rey le decía:

«¿Qué te pasa, reina Ester? ¿Qué es lo que deseas? ¡Aun la mitad del reino te será concedido!»

Y Ester dijo:

«Dígnese Su Majestad asistir hoy con Amán al banquete que para Su Majestad he preparado.»

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